En la ciudad de Punta Arenas, a los pies del Cerro de la Cruz, y con impresionantes vistas al Estrecho de Magallanes se encuentra el Hotel Boutique y Restaurante La Yegua Loca.
Sobre una antigua casona de corte inglés, construida en el año 1929, sus actuales propietarios, Paola Milosevic y Sergio Solar llevaron a cabo la rehabilitación del edificio, con la intención de rescatar y mostrar la identidad patagónica de las antiguas estancias del fin del mundo.
El resultado fue un hotel temático que en la actualidad cuenta con 15 habitaciones y que son un homenaje a los antiguos oficios y tradiciones arraigados en la Patagonia Chilena: El Galpón de Esquila, La Pesebrera, La Quinta, El Herrero, El Lechero, El Carpintero, El Soguero, El Carrero, El Despacho, El Taller, El Puesto, El Mercachifle, El Ovejero, Alambrador y El Cazador. Todas ellas cuentan con antigüedades típicas de los oficios y lugares de las estancias, mostrándolas de una forma innovadora para sorprender y acercar a los clientes a su historia. Sus habitaciones son un homenaje a los antiguos oficios y tradiciones arraigados en la Patagonia Chilena, como El Ovejero.
Como singularidad, junto al área de recepción, el rescate de la figura de la Pulpería, almacenes que funcionaban como tienda y donde ahora los clientes de la Yegua Loca cuentan con un espacio donde pueden adquirir artículos típicos de campo, artesanías confeccionadas por artesanos de la zona, además de productos gourmet regionales, libros y diversos souvenir de Patagonia.
Pero la Yegua Loca es mucho más. Junto a la calidez y confort de sus habitaciones y zonas comunes, el hotel es conocido y reconocido por su acogedor restaurante y exquisita cocina. Su nueva carta, presentada hace pocos meses, es una deliciosa combinación de recetas tradicionales y cocina de vanguardia, con la utilización de los mejores productos regionales en platos creados por su Chef. Los Sour más solicitados son: la Trilogía de Sour, el Potro Sour y el Más Gallo Sour.
La experiencia gastronómica parte o debiera partir con uno de sus fabulosos cóteles, donde los imperdibles son los Sour y entre ellos los más solicitados, la Trilogía de Sour, en base al calafate, flor de sauco, huesillo y carmenere; el Potro Sour, pisco macerado en mate y con toque de frutos rojos; o para los más audaces el Más Gallo Sour, pisco macerado en ají de colores. Junto a estos, otros deliciosos cóteles como el Nochero, el Soguero o el Añoranza son el resultado de sus experimentados barman, que entienden y atienden las necesidades de cada cliente.
Sentados en el interior o en su terraza, la experiencia comienza con la propuesta de picoteos tales como la variedad de empanadas o los camarones apanados en coco con salsa de calafate. Sus entradas son de lo más variadas, como por ejemplo sus locos sobre mousse de palta o la textura de ostiones envueltos en panceta ahumada, salteados en mantequilla y macerados en limón. También con propuestas para los veganos, con su ensalada de la huerta, o su carpaccio de setas.
La elección de los fondos es equidistante tanto para los amantes de la carne como el pescado. Su delicioso chuletón baquedano sobre papas y su garrón de cordero y bilva croata son duros competidores del pulpo magallánico con ragú de papas baquedanas o su salmón ahumado con mantequilla de almendras tostadas.
Para los amantes de las pastas, los ñoqui a la croata o los canelones de pasta rellenos de centolla son garantía de éxito. La carta no se olvida de la opción vegana, representada por la esfera de zapallo italiano relleno y la polenta al Portobello.
El fin de fiesta llega con sus imperdibles postres: panna cotta de rosa mosqueta, turrón de pistacho, volcán de chocolate, crumble de manzana, glaciar de calafate o sus helados artesanos entre otros.
Como decíamos al principio, la Yegua Loca es más que un hotel. Es una magnífica excusa para deleitarse con una cocina que busca recrear y deleitar a sus clientes en una atmosfera acogedora, con un servicio profesional y cercano.
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